El arte libre de Kutiman

Tan heterogénea como el país mismo, la escena musical israelí no es solo la conocida lista de nombres internacionales, cuatro premios Eurovisión y réplicas locales de tendencias mainstream (¡y qué bien, yala!). Israel tiene además un fructífero movimiento musical que podríamos llamar “alternativo”, por darle algún nombre, que por su mismo carácter ha creado canales de distribución ajenos a los medios tradicionales. Paradójicamente, algunos de estos músicos se han convertido en figuras globales. Quizá el más emblemático de ellos sea Kutiman, nombre profesional del músico Ophir Kutiel, o Kuti, para sus amigos.

Su sitio web lo describe como “compositor, multiinstrumentista, productor, director de orquesta, mezclólogo digital y cineasta”. Kutiman es una especie de músico de culto, con seguidores incondicionales, entre los que me cuento.

Como muchos, conocí el trabajo de Kutiman a partir del proyecto de videos musicales Thru You, que el multitalentoso artista comenzó a publicar en su canal de YouTube en 2009. Fue un proyecto pionero en la creación de collages audiovisuales, usando videos musicales de artistas amateurs sin ninguna relación entre sí, a los cuales agregaba sus propias notas y mezclas para crear obras de inusitada originalidad. Al punto que Time Magazine lo incluyó en su lista de “Las cincuenta mejores invenciones de 2009”.

Gracias al éxito de Thru You, en octubre de 2010 Kutiman fue invitado a actuar en la gala de YouTube Play en el museo Solomon R. Guggenheim de Nueva York.

¿Qué tan libre?

Por supuesto, la idea de tomar grabaciones ajenas, sin autorización, que es básicamente la filosofía tras Thru You, no ha sido bien recibida por todos. Pero, nos guste o no, el trabajo de Kutiman y su equipo es una muestra del poder de la sinergia que puede generar internet.

Larry Lessig, autor del libro Remix, uno de los principales defensores de la llamada cultura libre, que aboga por una nueva manera de abordar el copyright, lo puso como ejemplo de la inspiración que puede generar el compartir obras libremente. Sin duda, en la era de internet, ¿puede considerarse violación de copyright tomar prestado el trabajo de otros, valorizándolo, para crear una nueva obra?

Siguen las mezclas y cocteles

Otro proyecto que le ganó millones de likes y adeptos a Kutiman fue Thru the City (2011-2015), mixes musicales que intentan resumir el latir de distintas ciudades, desde Tokio a Tel Aviv, pasando por Hamburgo. El video dedicado a Tel Aviv se volvió viral en asunto de días y todavía sigue.

En 2014 Kutiman inició la secuela Thru You Too con la canción “Give It Up”, de Samantha Montgomery. Bajo el nombre Princess Shaw, la asistente de enfermería en un centro de cuidados para mayores en Nueva Orleans, Estados Unidos, subía canciones de su autoría a su canal de YouTube. Un día Kutiman se topó con su trabajo, musicalizó la canción con su técnica de collage musical, y la magia estaba hecha. En pocos días el video de la canción con arreglos de Kutiman ganó millones de vistas.

La historia de la realización del video y del posterior encuentro de Princess Shaw y Kutiman en Israel es tema del documental Presenting Princess Shaw. Fue también el principio de la colaboración musical entre ambos.

En septiembre de 2016 el documental, dirigido por el cineasta israelí Ido Haar, ganó como mejor documental del año 2015 en los Premios Ophir, conocidos popularmente como los Óscar israelíes. (Como nota autobiográfica debo decir que estuve entre los cientos de seguidores de Kutiman que fuimos a la cinemateca de Tel Aviv a ver el documental, mucho antes de que este ganara el Ophir.)

La colaboración entre Princess Shaw y Kutiman continúa [2019]

¡Yala yala 2020!

2020 ha sido un año productivo para Kutiman y su banda a través de su propio sello musical, Siyal Music. En febrero lanzaron una edición limitada de un vinilo con los temas Saluf y Badawee. En abril le siguió Layla y en julio apareció el producto de seis años de incubación creativa: Wachaga.

El músico ha creado Kutiman Bandcamp, un sitio web y una comunidad en torno a Wachaga, en el que se cuenta la historia del álbum. Todo comienza en 2014 con un viaje a las estribaciones del monte Kilimanjaro, en Tanzania, donde vive el pueblo Chaga, también conocido como Wachaga. El músico grabó sonidos cotidianos, niños escolares tocando tambores y bailarines con campanas en los zapatos de la ciudad de Arusha, y con ese material ha creado una colaboración creativa, al agregarle tecnología, instrumentos occidentales y música en vivo. Naturalmente, el álbum solo podía titularse Wachaga.

Así describe su sitio web la obra final: “Es una osadía creativa que ha dado sus frutos: los instrumentos de viento y las melodías de sintetizador giran en espiral a través de patrones de ritmo y cánticos prestados que proporcionan la base sobre la cual Kutiman construye su propia casa musical, creando nuevos caminos de jazz, psicodelia y abstracciones meditativas circulares”.

Kutiman lo ha hecho otra vez: ha creado algo nuevo a partir de sonidos preexistentes. Ha recreado, ha resignificado. Y el resultado es a la vez antiguo y nuevo; profundamente ancestral y contemporáneo. ¿Africano y universal?

Fanny Díaz

Kutiman Bandcamp
[sitio web del álbum]

Fuentes

[Wikipedia]

[Reseña en The Guardian]

[Cultura colaborativa]

[Samantha Montgomery / Princess Shaw]

[Reseña en World Treasures Music]