Jerusalén: historia de dos ciudades

Una vez me senté en una escalera cerca de una puerta en la ciudadela de David. Dejé mis dos pesadas cestas a mi lado. Un grupo de turistas se paró allí alrededor del guía y me usaron como punto de referencia. «¿Ves a este hombre con las cestas? Un poco a la derecha de su cabeza hay un arco de la época romana. Un poco a la derecha de su cabeza». ¡Pero se mueve! ¡Él se mueve! Pensé: la redención vendrá solo si se les dice: «¿Ven el arco de la época romana allí? ¡No importa! Pero junto a él, un poco a la izquierda y debajo, está sentado un hombre que compraba frutas y verduras para su casa».

Yehuda Amijai, Turistas

Murallas de Jerusalén

Aunque he vivido la mayor parte de mi vida adulta en Jerusalén, no nací aquí. Nací en Petaj Tikva, una ciudad al este de Tel Aviv, pero teníamos una tía que vivía en Jerusalén con su familia y solíamos visitarlos dos veces al año. Cuando era muy joven tomábamos el tren, pero más tarde mis padres compraron un carro y manejábamos hacia arriba, hasta las montañas, para llegar a su casa, que estaba ubicada en uno de los barrios religiosos de la ciudad. Todavía recuerdo cómo mi mamá nos vestía muy elegantes y nos advertía que nos comportáramos bien en la casa de la tía. El viaje era largo, así que solíamos quedarnos a dormir allí por la noche. 

Mi tía tenía una casa típica de Jerusalén, hecha de piedra, con techos altos, pisos pintados y vidrios de colores en las ventanas. La casa y la ciudad misma, con los callejones estrechos, las casas de piedra, las murallas y torres de la ciudad vieja, los pinos, el viento fresco y la atmósfera sagrada me impresionaban mucho. Me sentía como si estuviera caminando dentro de la historia. 

Todavía veo este sentimiento en los ojos de nuestros huéspedes y visitantes. Mis amigas de Tel Aviv siempre me dicen que cuando vienen a Jerusalén se sienten como si se hubieran ido al extranjero, y entiendo totalmente lo que dicen. Jerusalén tiene un efecto especial en las personas: la atmósfera espiritual, la romántica, el profundo significado que muchos lugares tienen para tanta gente alrededor del mundo te hacen sentir que estás en un lugar único. Incluso hay quienes se vuelven locos cuando vienen aquí. El síndrome de Jerusalén es una enfermedad psíquica conocida y entre 4-50 personas afectadas por este síndrome son hospitalizadas en el Centro de Salud Mental de Jerusalén cada año. 

Calle Yoel Solomon, Jerusalén
Calle Yoel Solomon

Pero para mí, Jerusalén es nuestro hogar y en lo que pienso es en nuestra vida cotidiana aquí: ¿Cómo está la escuela de nuestro barrio? ¿Está limpia nuestra calle? ¿Por qué los impuestos municipales son tan altos y qué hacen con el atasco de la vía al centro comercial? Según la fe judía, hay dos ciudades de Jerusalén: una de arriba y otra de abajo. Una ciudad que es celestial y santa y otra que es terrenal y tiene problemas como cualquier gran ciudad. 

Trabajo en la municipalidad de Jerusalén y debo lidiar cada día con muchos desafíos, algunos de ellos son particulares de Jerusalén: organización de diferentes programas para diversos grupos: ultraortodoxos y seculares, judíos y árabes, familias numerosas que viven en apartamentos diminutos y fuerte influencia de los líderes religiosos, preservación de una forma de vida única mientras se adapta a la modernidad y se reducen las tensiones entre las diferentes sociedades aquí. 

Mi trabajo está totalmente vinculado con la Jerusalén de abajo, pero es suficiente que salga de mi oficina cerca de la ciudad vieja y escuche las campanas de las iglesias el domingo o el almuédano de la mezquita llamando para rezar o las oraciones de las personas en la sinagoga frente a nuestra casa para conectarme con la Jerusalén de arriba y recordar nuevamente que vivimos en uno de los lugares más especiales del mundo. 

Por Carmit Federman

Trabajadora social de la municipalidad de Jerusalén. Amante de la lengua española, la cual estudia desde hace apenas cuatro años.

Calle y vistas de la ciudad vieja de Jerusalén

Iglesia de Santa María Magdalena (iglesia ortodoxa rusa) y vista del monte de los Olivos

Vistas de la ciudad vieja desde el malecón de las murallas de Jerusalén

Fotografías: ©Carmit Federman y ©Fanny Díaz


Álbum Jerusalén

Jerusalén - Viejacasanueva

Anuncio publicitario

10 años más tarde. Mis gustos musicales israelíes

Grafiti israelí

Hace algunos años decidí explorar Israel a través de sus artes visuales. Fue una excursión emocionante y provechosa, y aunque no he seguido en esa dirección, me sirvió mucho para comenzar a entender lo que sucede a mi alrededor. Pero conocer un país como inmigrante, o al menos esta inmigrante que soy yo, es un proceso, un camino. Con frecuencia, siento que conozco muy poco de la compleja sociedad israelí.

En los últimos tiempos, en los que estoy obsesionada por mejorar mi todavía muy mediocre hebreo, y de paso ponerme en contacto con las vibras de la calle, me he volcado a la música. Entender las letras, dicen muchos expertos, es una de las mejores maneras de aprender una lengua. (Por supuesto que habrá letras que no merecen ser entendidas en ninguna lengua, digo yo aquí.)

Si bien mis gustos en música son muy eclécticos, y a menudo ni yo misma sé de qué van, sin duda tengo preferencias, que obviamente he trasladado a mis escogencias de la música israelí. Por lo tanto, este resumen solo pretende ser mi playlist personal.

Playlist personal de música israelí

Hay algunos cantantes contemporáneos que me “tocan”: Kutiman, de quien he sido una fanática casi desde que llegué a Israel; Idan Raichel, lo cual no es nada original pues media humanidad lo ama; Aviv Gefen, un compositor de particular sensibilidad, y Blackfield, su proyecto colaborativo con el músico británico Steven Wilson; aunque escucho poco al clásico Shlomo Arzi, aprecio su poética; y admiro la versatilidad de Nathan Goshen.

“Sof Haolam” (Fin del mundo), Aviv Gefen

“Bati Lajlom” (Vine a soñar), Nathan Goshen

En alguna época fui fanática de Hadag Nahash (El Pez Serpiente), un grupo de hip-hop que fue la banda del año en 2010, cuando llegué a Israel. Hace ya un tiempo que no se escucha. Recientemente pude comprobar que los jóvenes de alrededor de 18 años no los conocen y los de 20 y pico los desprecian por sombríos. Sin comentarios. Todavía escucho su canción “Shirat Hasticker”  (La canción de las etiquetas), que es una sesgada e inteligente recopilación de textos de calcomanías israelíes.

“Shirat Hasticker”  (La canción de las etiquetas), Hadag Nahash

Amo en particular la irreverencia creativa de Victoria Hanna, una artista que a pesar de las apariencias en verdad es profundamente tradicionalista. Su relato visual, indisoluble de su búsqueda musical, es un homenaje a la tradición judía y más específicamente a la herencia espiritual sefardí. Su música ha sido etiquetada como “rap kabalista”. Debo admitir que soy una incondicional de su trabajo, y especialmente de su estética.

“Aní yeshená” (Yo duermo), basada en El Cantar de los Cantares 5,2

Música mizrají

Aunque toca mis emociones y pertenencias, la música mizrají –como se conoce en Israel la música del medio oriente, más específicamente los ritmos traídos por los judíos llegados de los países árabes– no termina de atraparme. Quizás sea porque prefiero los ritmos menos puros y el pop. Sin embargo, me gustan algunos artistas que han sabido fusionar el rock y la música mizrají, como el grupo Orphaned Land.

“Like Orpheus”, Orphaned Land feat. Hansi Kürsch

Tengo claro, por supuesto, que no puede pensarse la música israelí contemporánea sin el aporte de la música mizrají como ritmo y herencia cultural. Así que he seguido indagando.

Me topé por primera vez con la figura de Zohar Argov, “El Rey”, en un tour de Guy Sharett por las calles del barrio Florentine de Tel Aviv, pero en aquel momento no pude entender su peso en la historia musical israelí. Lo “descubrí” realmente a través de un texto del periodista Ari Shavit, y desde entonces su figura mítica y trágica me ha obsesionado. Puede que la música mizrají contemporánea no termine de seducirme, pero la voz y la historia de Zohar Argov son un caso aparte:

A principios de los setenta, las tiernas y dolidas canciones del tímido y larguirucho cantante se convirtieron en los himnos de lucha del Israel menos favorecido. Se vendían en casetes en la caótica central de autobuses de Tel Aviv, se cantaban en las bodas, fueron un éxito en los clubes nocturnos orientales que aparecieron en Bat Yam, Jaffa, Netanya, Lod y Ramla. Durante años Argov no fue reconocido por los estratos sociales superiores de Israel. Y cuando finalmente fue aceptado, sufrió una sobredosis de drogas y murió. Aunque sus desgarradoras canciones hablan principalmente del amor y la pérdida, parecen llenar mi auto con el gran dolor de los rechazados (Ari Shavit, Mi tierra prometida. El triunfo y la tragedia de Israel).

De aquellos tiempos hasta ahora la música mizrají ha andado un gran trecho, convertida hoy en parte esencial de la música israelí contemporánea.

“Hapéraj beganí” (La flor de mi jardín), Zohar Argov

Un juego oficial de la música israelí

Me gusta acudir a las listas oficiales y a los intentos de crear cánones porque siempre hay en ellos alguna verdad. El juego de cartas que una conocida empresa de telecomunicaciones preparó para la conmemoración de los 70 años de la fundación de Israel incluye ocho cantantes:

Arriba: Arik Einstein (1939-2013), Ahuva Ozeri (1948-2016), Shlomo Artzi, Yehudit Ravitz

Abajo: Rita, Shlomi Shabat, Sarit Hadad, Aviv Gefen

De ellos solo conocía a los más contemporáneos. Aunque toda selección o compendio es inevitablemente un punto de vista personal y subjetivo, me alegra haberme topado con ese intento. Yehudit Ravitz y Ahuva Ozeri fueron un regalo inesperado.

En fin… Si alguna vez mi hebreo mejora, o no, es lo de menos, mientras tanto, que no pare la música.

Por Fanny Díaz

Información adicional

[Haz clic en los nombres de los artistas para ir a su canal de YouTube]

[Una década de hits musicales del verano israelí]

[The 11 most popular Israeli songs of all time] (Las once canciones israelíes más populares de todos los tiempos)

Referencias

Shavit, Ari, Mi tierra prometida. El triunfo y la tragedia de Israel, Debate, Barcelona, España, 2014.

El arte libre de Kutiman

Tan heterogénea como el país mismo, la escena musical israelí no es solo la conocida lista de nombres internacionales, cuatro premios Eurovisión y réplicas locales de tendencias mainstream (¡y qué bien, yala!). Israel tiene además un fructífero movimiento musical que podríamos llamar “alternativo”, por darle algún nombre, que por su mismo carácter ha creado canales de distribución ajenos a los medios tradicionales. Paradójicamente, algunos de estos músicos se han convertido en figuras globales. Quizá el más emblemático de ellos sea Kutiman, nombre profesional del músico Ophir Kutiel, o Kuti, para sus amigos.

Su sitio web lo describe como “compositor, multiinstrumentista, productor, director de orquesta, mezclólogo digital y cineasta”. Kutiman es una especie de músico de culto, con seguidores incondicionales, entre los que me cuento.

Como muchos, conocí el trabajo de Kutiman a partir del proyecto de videos musicales Thru You, que el multitalentoso artista comenzó a publicar en su canal de YouTube en 2009. Fue un proyecto pionero en la creación de collages audiovisuales, usando videos musicales de artistas amateurs sin ninguna relación entre sí, a los cuales agregaba sus propias notas y mezclas para crear obras de inusitada originalidad. Al punto que Time Magazine lo incluyó en su lista de “Las cincuenta mejores invenciones de 2009”.

Gracias al éxito de Thru You, en octubre de 2010 Kutiman fue invitado a actuar en la gala de YouTube Play en el museo Solomon R. Guggenheim de Nueva York.

¿Qué tan libre?

Por supuesto, la idea de tomar grabaciones ajenas, sin autorización, que es básicamente la filosofía tras Thru You, no ha sido bien recibida por todos. Pero, nos guste o no, el trabajo de Kutiman y su equipo es una muestra del poder de la sinergia que puede generar internet.

Larry Lessig, autor del libro Remix, uno de los principales defensores de la llamada cultura libre, que aboga por una nueva manera de abordar el copyright, lo puso como ejemplo de la inspiración que puede generar el compartir obras libremente. Sin duda, en la era de internet, ¿puede considerarse violación de copyright tomar prestado el trabajo de otros, valorizándolo, para crear una nueva obra?

Siguen las mezclas y cocteles

Otro proyecto que le ganó millones de likes y adeptos a Kutiman fue Thru the City (2011-2015), mixes musicales que intentan resumir el latir de distintas ciudades, desde Tokio a Tel Aviv, pasando por Hamburgo. El video dedicado a Tel Aviv se volvió viral en asunto de días y todavía sigue.

En 2014 Kutiman inició la secuela Thru You Too con la canción “Give It Up”, de Samantha Montgomery. Bajo el nombre Princess Shaw, la asistente de enfermería en un centro de cuidados para mayores en Nueva Orleans, Estados Unidos, subía canciones de su autoría a su canal de YouTube. Un día Kutiman se topó con su trabajo, musicalizó la canción con su técnica de collage musical, y la magia estaba hecha. En pocos días el video de la canción con arreglos de Kutiman ganó millones de vistas.

La historia de la realización del video y del posterior encuentro de Princess Shaw y Kutiman en Israel es tema del documental Presenting Princess Shaw. Fue también el principio de la colaboración musical entre ambos.

En septiembre de 2016 el documental, dirigido por el cineasta israelí Ido Haar, ganó como mejor documental del año 2015 en los Premios Ophir, conocidos popularmente como los Óscar israelíes. (Como nota autobiográfica debo decir que estuve entre los cientos de seguidores de Kutiman que fuimos a la cinemateca de Tel Aviv a ver el documental, mucho antes de que este ganara el Ophir.)

La colaboración entre Princess Shaw y Kutiman continúa [2019]

¡Yala yala 2020!

2020 ha sido un año productivo para Kutiman y su banda a través de su propio sello musical, Siyal Music. En febrero lanzaron una edición limitada de un vinilo con los temas Saluf y Badawee. En abril le siguió Layla y en julio apareció el producto de seis años de incubación creativa: Wachaga.

El músico ha creado Kutiman Bandcamp, un sitio web y una comunidad en torno a Wachaga, en el que se cuenta la historia del álbum. Todo comienza en 2014 con un viaje a las estribaciones del monte Kilimanjaro, en Tanzania, donde vive el pueblo Chaga, también conocido como Wachaga. El músico grabó sonidos cotidianos, niños escolares tocando tambores y bailarines con campanas en los zapatos de la ciudad de Arusha, y con ese material ha creado una colaboración creativa, al agregarle tecnología, instrumentos occidentales y música en vivo. Naturalmente, el álbum solo podía titularse Wachaga.

Así describe su sitio web la obra final: “Es una osadía creativa que ha dado sus frutos: los instrumentos de viento y las melodías de sintetizador giran en espiral a través de patrones de ritmo y cánticos prestados que proporcionan la base sobre la cual Kutiman construye su propia casa musical, creando nuevos caminos de jazz, psicodelia y abstracciones meditativas circulares”.

Kutiman lo ha hecho otra vez: ha creado algo nuevo a partir de sonidos preexistentes. Ha recreado, ha resignificado. Y el resultado es a la vez antiguo y nuevo; profundamente ancestral y contemporáneo. ¿Africano y universal?

Fanny Díaz

Kutiman Bandcamp
[sitio web del álbum]

Fuentes

[Wikipedia]

[Reseña en The Guardian]

[Cultura colaborativa]

[Samantha Montgomery / Princess Shaw]

[Reseña en World Treasures Music]

El árbol de los chupones

arbolchupones_vcn_4He conocido muy pocos niños israelíes que no usen chupón –o chupete, o chupador, o chupa… hay tantos nombres en español–. Y no solo eso, además suelen hacerlo hasta ya grandecitos, incluso más allá de los 3 años, cuando muchas familias celebran la tradición de cortarle el cabello a los varones por primera vez.

Dejar el chupón suele marcar un hito en la vida de los niños, y especialmente de sus padres, quienes en adelante ya no tendrán que lidiar con el chillido “Motsetsi, motsetsi” (mi chupón, mi chupón). ¿Quién dijo alivio? Para el niño, por supuesto, implica dejar atrás una etapa de la infancia.

Para celebrarlo suele realizarse un pequeño acto simbólico de despedirse del querido objeto. Hasta donde sé, colgarlo de un árbol es el más común. Pero no de cualquiera, sino de un árbol de los chupones (ets hamotsetsim).

Como colgar el chupón no es un acto aislado que realizan uno que otro niño y su familia, estos árboles se han ido convirtiendo en un lugar cada vez más popular. Muchas ciudades han acondicionado espacios públicos especialmente dedicados al entrañable ritual.

Fiesta pública en Haifa

Colgar el chupón en Kiriat Bialik

Claro que también hay lugares privados con su propio árbol de los chupones, como esta casa en la calle Bar Ilan de Jerusalén, pero es lo menos común.

Orden: hasta 100 metros de casa

A menos de 100 metros de mi casa hay uno de estos árboles, que francamente no había notado hasta que el confinamiento nos impidió alejarnos más allá de esa distancia.

Me desteté (literalmente) del chupón en la fecha [día-mes-año]

Como amante de los ritos de pasaje que soy, el árbol de los chupones me parece una genial idea para dejar atrás un objeto tan significativo a esa edad. El niño aprende que para crecer hay que dejar ir cosas, algunas queridas pero que ya no necesitamos. Sin traumas, sin tragedias, divertidamente, y si es posible, con música y comida. Solo en Israel.

Y tú, ¿qué lugar cercano a casa has descubierto en estos días?

por Fanny Díaz

Aterrizaje lunar privado. Reflexiones sobre la misión SpaceIL

Peter Diamandis

En septiembre de 2007, compartí el escenario con Larry Page, Buzz Aldrin y el administrador adjunto de la NASA para anunciar el premio Google Lunar XPRIZE de 30 millones de dólares.

Nos propusimos el desafío de que un equipo privado construyera y lanzara un vehículo que pudiera volar y aterrizar en la Luna, enviar fotos y videos, recorrer medio kilómetro y enviar más fotos y videos.

Aquí un video de aquel anuncio:

A finales de febrero de 2019, doce años después, SpaceIL lanzó su nave espacial Beresheet con destino a la Luna sobre un cohete SpaceX Falcon 9.

Beresheet llevó el logotipo de XPRIZE al espacio, y tomó estas dos selfies, una durante su trayectoria translunar y otra camino a la superficie lunar:

Beresheet_selfies

Imagen: (derecha) Una selfie de Beresheet tomada en su recorrido de seis semanas de la Tierra a la Luna. (Izquierda) Una selfie de Beresheet tomada a pocos kilómetros de la superficie lunar, momentos antes de que el vehículo sufriera un desmontaje cinético no planificado.

Viajé a Israel para unirme al equipo de SpaceIL en el control de la misión Beresheet para este histórico intento.

Este blog es mi reflexión sobre la electrizante misión de la primera nave espacial lunar privada.

¿Por qué lanzamos este premio y por qué Google lo financió?

Creamos el premio Google Lunar XPRIZE para lograr dos objetivos principales:

  • Inspirar a la próxima generación de científicos, ingenieros e innovadores a intentar el lanzamiento de naves espaciales a la Luna.
  • Impulsar un acceso asequible a la Luna y ofrecer a los empresarios espaciales una plataforma legítima para desarrollar modelos de negocios a largo plazo en torno al transporte lunar.

Misión cumplida

Aunque la misión SpaceIL no logró un aterrizaje suave en la superficie lunar, hay mucho de lo que estar orgulloso y celebrar:

  • El Viaje del Héroe del equipo SpaceIL: imagina tres jóvenes emprendedores que apasionada e ingenuamente se proponen lanzar una misión para aterrizar en la Luna. Sin financiación ni experiencia técnica. Sin embargo, recaudarían 100 millones de dólares y construirían la nave espacial Beresheet con un equipo de menos de 50 ingenieros.
  • Un visionario financista: también celebramos la visión y pasión de Morris Kahn, originario de Sudáfrica, billonario israelí que se sintió tan conmovido por la pasión de los fundadores de SpaceIL que se comprometió con casi 50 millones de dólares para financiar la construcción y lanzamiento de la nave.
  • El impacto en niños y adultos: tras haber estado la semana pasada en Israel, sé que el equipo SpaceIL y la nave especial Beresheet son conocidos por cada estudiante y está en boca de todos. En cada lugar en el que estuve en Israel, una y otra vez jóvenes y mayores felicitaban a la Fundación XPRIZE por inspirar esta misión.
  • Hacer historia: en su emocionante trayectoria la nave espacial Beresheet hizo historia en más de un sentido, incluyendo: (1) ser la primera compañía privada en orbitar la Luna y tocar la superficie lunar; (2) convertir a Israel en la séptima nación (tras EEUU, Rusia, China, Japón, la Agencia Espacial Europea e India) en orbitar la Luna, el cuarto país en intentar un aterrizaje suave en la Luna y el cuarto país en tocar la superficie lunar.

Concesión de 1 millón de dólares del Moonshot Award

El lanzamiento de naves espaciales a la Luna es por definición difícil, y el resultado de la misión SpaceIL ha demostrado que estas competiciones que cambian el mundo están lejos de ser fáciles de ganar.

Al mismo tiempo, el espacio es en particular sumamente duro… por ahora.

Por ello, Anousheh Ansari (directora ejecutiva de XPRIZE) y yo decidimos otorgar al equipo SpaceIL el ‘Moonshot Award’ de 1 millón de dólares, a pesar de su desmontaje cinético, como un incentivo para proseguir su misión y lanzar Beresheet 2.0.

Conclusión

Sin duda, SpaceIL y Beresheet han propulsado la industria espacial privada hacia una nueva era.

Estoy agradecido con el equipo de SpaceIL por su dedicación y valentía en la prosecución del objetivo de Lunar XPRIZE y por vincular a millones de niños alrededor del mundo con la ciencia, tecnología, ingeniería y el espacio.

Me siento orgulloso de que la Fundación XPRIZE apoye Beresheet 2.0 con el premio de 1 millón de dólares y desde ya estoy impaciente por ver Beresheet 2.0 aterrizar en la Luna.

Peter Diamandis es un ingeniero, físico y empresario estadounidense de origen griego, fundador y presidente de la Fundación XPRIZE.

Enlace al texto original en inglés:
https://www.diamandis.com/blog/reflections-on-spaceil-mission

Publicado con autorización del autor.
Versión en español: Fanny Díaz

 

En el sur de Israel: moshav Shuva

El autobús que va hacia Beer Sheva me deja en medio de una carretera solitaria. Aunque a mi derecha se extiende un terreno verde, con sembradíos que no puedo identificar dados mis nulos conocimientos de agricultura, la sensación es que estoy en medio de la nada. Lógico, pienso, estoy en el desierto. En la zona noroeste del Negev, para ser exactos. A no tantos kilómetros de aquí está el pleno desierto, uno de mis sueños, pero esta vez mi destino es visitar a mis amigos en el moshav Shuva.

MoshavShuva_entrada

Frente a mí aparece la señal de que estoy en el lugar correcto: un gran muro con el nombre del moshav, que incluye la cita de los Salmos de donde los fundadores tomaron la referencia para designar el lugar.

Retorna (shuva), oh Dios, a nuestros cautivos, cual cauces en el Negev (Salmos 126:4).

Desde la carretera hasta el centro del moshav hay una buena caminata, alrededor de quince minutos, que hago con la alegría del descubrimiento. Como se sabe, me he quedado en esa edad en que todo lo nuevo parece bueno.

Cuando llego, una gran fiesta comunitaria me da la bienvenida. Nada personal, claro, pero me lo tomo como un gesto de generosidad hacia mí.

MoshavShuva_VentanaAlgunas semanas después volvería a pasar un Shabat entre amigos. En la mañana del sábado fuimos a la sinagoga y luego compartimos un kidush comunitario al aire libre. La mayoría de la gente que conocí eran parejas jóvenes, de diferentes tendencias dentro del judaísmo, todos juntos.

Luego del kidush nos sentamos en esteras dispuestas en el suelo, a hablar, a tomar un poco de sol, a disfrutar de los amigos… a compartir, que es lo que hace la gente cuando vive en comunidad.

En Shuva la mayoría vive en casas conocidas como caravan, construcciones portátiles muy similares a un tráiler de viaje, de donde supongo viene su nombre. En este sentido, no muy diferente de otros moshavim que he visitado. Algunos pobladores más antiguos han construido casas espaciosas y de diseños únicos, impensables en zonas urbanas. Mis amigos han comenzado a construir la suya a partir de containers, con un proyecto arquitectónico profesional. La idea me parece fascinante. Mientras los demás duermen la siesta de Shabat, me dedico a escrutar los detalles de la construcción. Es Shabat y no puedo tomar fotografías. En mi próxima visita, probablemente la casa esté lista, o casi.

MoshavShuva_3

Tras la siesta vamos a visitar una caballeriza y los campos, lo único que nos recuerda que estamos en un moshav. Al terminar Shabat, es hora de regresar. Todas las líneas de autobús que van de Beer Sheva y Netivot hacia el centro del país deben pasar frente a la entrada del moshav, e incluso hay una parada que lleva su nombre. Después de todo, no es verdad que estamos en medio de la nada; es la voz de mi alma urbana, un poco aturdida por tanto aire puro, lo que me lleva a pensar esto.

La vida de Shuva toca algo profundo en mí. Quizás nunca sea capaz de compartir la cotidianidad de una comunidad como esta, pero la sensación de casa me queda por unos cuantos días. Es otro Israel, el de los sueños pioneros. El Israel por el que gente como yo está aquí. Mi casa es tu casa. El viaje continúa.

MoshavShuva_4

MoshavShuva_5

MoshavShuva_6

Fanny Díaz

 

 

Información de interés

Moshav, plural moshavim: poblado cooperativo, originalmente dedicado a la agricultura, fundado en la primera mitad del siglo XX por la segunda inmigración judía (aliá) a Israel.

Un poco de historia

El moshav Shuva fue establecido en 1950 por inmigrantes de Trípoli, Libia, a quienes más tarde se unieron inmigrantes de Argelia y Túnez. En 1957 los residentes tunecinos abandonan Shuva para fundar el moshav Zimrat.

En 2016 el moshav contaba con 622 habitantes, una mezcla de descendientes de las familias fundadoras y un número de familias jóvenes, establecidas aquí por diversos programas de poblamiento de la zona del Negev.

Shuva pertenece al consejo regional Sdot Negev, uno de los siete consejos en los que se divide la zona noroeste del Negev (Jof Ashkelon, Lajish, Sha’ar HaNegev, Sdot Negev, Eshkol, Bnei Shimon y Merjavim).

Fuentes

Or Movement en el Negev 

New pioneers of the Negev desert

A Day in the Western Negev

 


Manos a la esponya y bienvenido a Israel

Comienzos_ViejacasanuevaNunca hubiera imaginado que fregar el piso podría llegar a ser un código cultural, o cuando menos lo más próximo a un rito de pertenencia femenino –y quizás también masculino, pero de ello no puedo dar testimonio, por razones obvias– que he conocido. Pero no limpiar de cualquier manera. En Israel el elaborado ritual recibe el nombre de esponya, y como todo código responde a normas “que regulan unitariamente una materia determinada” (rae.es). Por eso existen los códigos, porque éstos son una de las pocas formas de asegurar que algo pasará de una generación a otra sin mayores variantes.

Iniciar al recién llegado –y algunas veces a quien ya no lo es tanto pero aún no ha entendido bien los intríngulis del asunto, como es mi caso– en el arte de la esponya es sin duda un gesto de buena voluntad y acogida. Para quienes llegan, abrirse a otras maneras de hacer incluso las cosas más simples es asumir la disposición de aceptar nuevas reglas. Un rito de pasaje por donde se mire.

Aunque elaborado y codificado, el proceso de la esponya no responde a principios complejos. En Israel no hay tiempo ni paciencia para eso. Se trata básicamente de una manera de lavar el piso con mucha agua y esfuerzo.

Por supuesto, como paso previo el piso debe haberse barrido. A continuación se preparan los instrumentos para la esponya. Nada de ir a buscar lo que se necesite “como vaya viniendo”. Todo debe estar listo antes de comenzar. Para esto se llena un balde de agua con jabón, limpiador para pisos o lejía (aquí llamada ‘económica’, lo cual merecería un capítulo aparte), que a continuación se vacía en la superficie a lavar.

En casos extremos se frota el piso con una escoba para quitar el sucio y luego se saca el agua con lo que en algunos países llamamos haragán o más comúnmente secador de pisos. En días “normales” puede prescindirse de la escoba. Si se está en modo obsesivo, se vuelve a cubrir el piso con agua limpia, pero en la mayoría de los casos simplemente se pasa el coleto o mocho mojado para asegurar que el piso haya quedado bien limpio. Muchos años atrás, según cuentan, se usaba para esto un aparatoso palo con esponja llamado esponyador­, de donde proviene el nombre de la tarea que nos ocupa. Por último se pasa un trapo seco.

Uno diría que después de esto el piso quedará limpio durante meses, pero no. Si se trata de una oficina o una escuela, al día siguiente hay que volver a lavarlo de la misma manera. Y en casa, cada semana o con la frecuencia que el ánimo doméstico lo disponga.

Lavar el piso con balde y trapo, tal como se usa en innumerables países alrededor del mundo, es conocido como esponya americait, sinónimo de básicamente limpiar con agua sucia. Y no les falta razón, claro.

Pese a mis esfuerzos antropológicos aún no he podido dar con una versión confiable de sus orígenes culturales. He leído que en algunos países de Europa del Este se usa un método de limpieza parecido, pero desconozco si tiene el carácter de marca cultural que detenta la esponya en Israel.

Limpiar, con cualquier método, no entra en mi lista de actividades predilectas, pero si en nombre de la pertenencia hay que dominar la técnica de la esponya, sea bienvenido este rito de pasaje. Espera, ¿sólo hace falta esa lección y su correspondiente práctica para considerarse israelí? Walla, leat leat, lo col caj pashut. Por Dios, poco a poco, no es tan simple.

Fuentes: experiencia personal. Si alguien tuviera dudas de mi versión, sólo tiene que consultar esta “Guía para principiantes en cinco pasos”.

Fanny Díaz


Tiberias_Viejacasanueva

Tiberias: esparcimiento y espiritualidad en un solo lugar

Mapa Tiberias

Creo que Tiberias y el Kinéret no podrían concebirse la una sin el otro. O por lo menos no Tiberias, una ciudad que se extiende en la orilla occidental del único lago de agua dulce de Israel, que a su vez parece extenderse al infinito desde casi cualquier punto de la ciudad.

Vagar por el centro de Tiberias y sentarme frente al Kinéret por horas, sin querer hacer otra cosa o estar en otro lugar, ha sido una de las experiencias más liberadoras de mi vida. No dudes en seguir tus impulsos de imitar la calma del lago. ¡La introspección da resultados!

Tiberias es el perfecto punto de entrada a la zona de Galilea (HaGalil en hebreo), la región norte de Israel, y también una insuperable base de operaciones para cualquier excursión en la zona.

Conocido en español como lago de Tiberíades, mar de Galilea o lago de Genesaret, en hebreo Kinéret proviene de la palabra kinor (violín), debido a la forma del lago. Tiberias debe su nombre al emperador romano Tiberio, en cuyo honor fue construida por el tetrarca Herodes Antipas en el año 18 de la era común.

Si el trekking y las aventuras acuáticas no son tu fuerte, o si como yo aprovechas el final del invierno para visitar Tiberias, cuando los turistas aún no han invadido la ciudad, disfruta de un lugar de dos mil años de historia, gente hospitalaria y máxima simplicidad.

Kineret frente al balcon
Amanecer frente al Kinéret desde el balcón de “mi casa”

Qué hice en Tiberias

  • Disfrutar de la hospitalidad local

Mi estadía en Tiberias fue la segunda experiencia en un apartamento alquilado a través de Airbnb. Parte del interés de hospedarse en estos lugares es interactuar con la gente del lugar. Mis vecinos, sin saberlo, forman parte de las inolvidables memorias que guardo de esta ciudad.

Sin conocerme ni saber de dónde vengo o adónde voy, mi vecina me invitó a tomar un café mañanero. Luego de unos minutos de conversación, ya yo había recibido una invitación a visitar la tumba de rabí Meir Baal Hanes junto con su esposo y su hijo a punto de hacer bar mitzvah. Luego me invitaron a cenar: una de las comidas más espléndidas que he probado en muchos años, porque “Siempre hay algo que celebrar. Lejáim”, dijo ella al brindar.

Tumba Rabi Meir Baal Hanes, Tiberias
Entrada a la tumba de rabí Meir Baal Hanes
  • Recorrer el paseo Yigal Alon o HaTayélet en hebreo

“Dejarse llevar por el aquí y ahora” podría ser el estado de ánimo perfecto para una caminata a las orillas del Kinéret. Cafés, restaurantes y puestos de comida israelí, un poco más allá el Museo al Aire Libre Tiberias y antiguas sinagogas e iglesias complementan el paseo.

Kineret desde Hataielet
Vista del Kinéret desde el paseo Yigal Alon
  • Caminar por las orillas del Kinéret en las afueras de la ciudad

La experiencia de caminar en playas de agua dulce tras un cortísimo viaje a las afueras de la ciudad en carro o autobús es indescriptible. Si aún es invierno, date permiso para hundir los pies en el agua, o aunque sea las manos. Si es verano, nada que agregar.

  • Comer pescado del “mar” de Galilea

Aunque no soy precisamente una gourmet ni pretendo serlo, y por lo tanto mis criterios culinarios no son de confiar, diría que este almuerzo o cena es una parada obligada en Tiberias. Pero si andas en una onda más casera, el sabij fue mi favorito.

  • Caminar, caminar, caminar
Sinagoga El Senor, Tiberias
Restos de la sinagoga sefardí El Senor, construida en 1839

Y principalmente curiosear. Respirar aire puro. Pensar. Disfrutar de una de las cuatro ciudades consideradas sagradas por el judaísmo, junto con Jerusalén, Hebrón y Safed. ¿Se puede pedir más?

  • Planear mi próxima visita a Tiberias

Un sitio que no visité y guardo en mi lista de lugares sefardíes: el Museo-hotel Dona Gracia. Será una de las primeras paradas en mi próxima visita a Tiberias. La edificación es un homenaje a doña Gracia Mendes Nasi o Hanna Nasi, la criptojudía portuguesa de origen español que en el siglo XVI promovió la creación de un asentamiento judío en Tiberias y salvó de la Inquisición a miles de judíos “nuevos cristianos” españoles y portugueses. Hoy su memoria es parte de la larga historia de los judíos sefardíes.

Visita el álbum Flores de Galilea
Fotografía: Yonatan Gan-El

FloresdeGalilea_Viejacasanueva
Flores de Galilea Yonatan Gan-El

¿Te animas?

Por Fanny Díaz


Fuentes e información útil

Página de la municipalidad de Tiberias

Mar de Galilea

Un poco de historia

12 Cool Things for Free in Tiberias


Un alto en Givat Shmuel

Escultura Givat ShmuelMi segunda parada fue Givat Shmuel. Necesitaba un espacio para estar con los amigos de “antes”, escuchar el acento caraqueño, comer arepas, tequeños y hallacas fuera de temporada. Necesitaba sentirme protegida por una comunidad que quedó atrás, hoy repartida por el mundo, cuyos vínculos tratamos de conservar en Israel.

No intentamos levantar un gueto venezolano, como pudiera interpretarse. Lejos de esto. Pero no podemos tampoco olvidar quiénes somos, de dónde venimos, cómo hablamos, qué comemos. No podemos negarle a los que vienen atrás una herencia que ha atravesado continentes, una y otra vez, que se fortalece con cada intercambio y se hace única. Es Marruecos, tumbao caraqueño con jaquetía, Europa de posguerra y esperanza hecha vida en Venezuela, palabrotas de Maracaibo, aires del Ávila, recuerdos sin nostalgias. Somos muchos y uno. Ahora somos israelíes. Estamos en casa, pero sabemos que allá hay otra casa, otros afectos, tantos afectos. Que siempre nos veamos en alegría, como dice uno de los más bellos saludos sefardíes.

Venezuela en Givat Shmuel
Un rincón de Venezuela en Givat Shmuel

 * * *

Escultura Bajista Givat ShmuelGivat Shmuel es una pequeña ciudad en el Distrito Central de Israel, localizada en la zona este del área metropolitana conocida como Gush Dan, que comprende la ciudad de Tel Aviv y sus alrededores. Vecina de Petah Tikva, Bnei Brak y adyacente al campus de la Universidad de Bar Ilan, Givat Shmuel es un excelente punto desde el cual moverse en el Gush Dan, y por añadidura en el resto de Israel.

Es considerada una de las ciudades con mayor índice educativo de Israel debido al alto número de estudiantes que obtienen la certificación de matriculación (bagrut) de la escuela secundaria. Se habla también de su alta tasa de aliá exitosa –inmigrantes que se han mantenido en Israel por más de cinco años–, y se nota.

Uno de los detalles que más me impresionó fue el respeto con el que las personas hablan de su alcalde, quien a pesar de su responsabilidad cumple con las tareas que le asigna la sociedad de padres en la escuela pública a la que asisten sus hijos.

La vida en Givat Shmuel es sencilla, familiar y de estrechos lazos sociales. Un complejo de tres centros comerciales, un centro deportivo público, áreas verdes y mucha amabilidad conforman su día a día. Aunque es una ciudad joven y dinámica, da la impresión de ser un lugar para familias jóvenes y parejas recién casadas. Para quien esté interesado en la movida nocturna y tener diversidad a la hora de entretenimiento, esta ciudad no parece ser una buena opción, a pesar de su cercanía a Tel Aviv. Pero quien busque un lugar para sentirse en casa, tendrá aquí las puertas abiertas.

GivatShmuel2_Viejacasanueva
Nuevo urbanismo para una ciudad en expansión

Por Fanny Díaz

Fuentes e información útil

Página de la municipalidad | http://www.givat-shmuel.muni.il/

Transporte | https://en.wikivoyage.org/wiki/Givat_Shmuel#Q152641

Wikipedia (inglés) | https://en.wikipedia.org/wiki/Giv’at_Shmuel

Division