10 años más tarde. Mis gustos musicales israelíes

Grafiti israelí

Hace algunos años decidí explorar Israel a través de sus artes visuales. Fue una excursión emocionante y provechosa, y aunque no he seguido en esa dirección, me sirvió mucho para comenzar a entender lo que sucede a mi alrededor. Pero conocer un país como inmigrante, o al menos esta inmigrante que soy yo, es un proceso, un camino. Con frecuencia, siento que conozco muy poco de la compleja sociedad israelí.

En los últimos tiempos, en los que estoy obsesionada por mejorar mi todavía muy mediocre hebreo, y de paso ponerme en contacto con las vibras de la calle, me he volcado a la música. Entender las letras, dicen muchos expertos, es una de las mejores maneras de aprender una lengua. (Por supuesto que habrá letras que no merecen ser entendidas en ninguna lengua, digo yo aquí.)

Si bien mis gustos en música son muy eclécticos, y a menudo ni yo misma sé de qué van, sin duda tengo preferencias, que obviamente he trasladado a mis escogencias de la música israelí. Por lo tanto, este resumen solo pretende ser mi playlist personal.

Playlist personal de música israelí

Hay algunos cantantes contemporáneos que me “tocan”: Kutiman, de quien he sido una fanática casi desde que llegué a Israel; Idan Raichel, lo cual no es nada original pues media humanidad lo ama; Aviv Gefen, un compositor de particular sensibilidad, y Blackfield, su proyecto colaborativo con el músico británico Steven Wilson; aunque escucho poco al clásico Shlomo Arzi, aprecio su poética; y admiro la versatilidad de Nathan Goshen.

“Sof Haolam” (Fin del mundo), Aviv Gefen

“Bati Lajlom” (Vine a soñar), Nathan Goshen

En alguna época fui fanática de Hadag Nahash (El Pez Serpiente), un grupo de hip-hop que fue la banda del año en 2010, cuando llegué a Israel. Hace ya un tiempo que no se escucha. Recientemente pude comprobar que los jóvenes de alrededor de 18 años no los conocen y los de 20 y pico los desprecian por sombríos. Sin comentarios. Todavía escucho su canción “Shirat Hasticker”  (La canción de las etiquetas), que es una sesgada e inteligente recopilación de textos de calcomanías israelíes.

“Shirat Hasticker”  (La canción de las etiquetas), Hadag Nahash

Amo en particular la irreverencia creativa de Victoria Hanna, una artista que a pesar de las apariencias en verdad es profundamente tradicionalista. Su relato visual, indisoluble de su búsqueda musical, es un homenaje a la tradición judía y más específicamente a la herencia espiritual sefardí. Su música ha sido etiquetada como “rap kabalista”. Debo admitir que soy una incondicional de su trabajo, y especialmente de su estética.

“Aní yeshená” (Yo duermo), basada en El Cantar de los Cantares 5,2

Música mizrají

Aunque toca mis emociones y pertenencias, la música mizrají –como se conoce en Israel la música del medio oriente, más específicamente los ritmos traídos por los judíos llegados de los países árabes– no termina de atraparme. Quizás sea porque prefiero los ritmos menos puros y el pop. Sin embargo, me gustan algunos artistas que han sabido fusionar el rock y la música mizrají, como el grupo Orphaned Land.

“Like Orpheus”, Orphaned Land feat. Hansi Kürsch

Tengo claro, por supuesto, que no puede pensarse la música israelí contemporánea sin el aporte de la música mizrají como ritmo y herencia cultural. Así que he seguido indagando.

Me topé por primera vez con la figura de Zohar Argov, “El Rey”, en un tour de Guy Sharett por las calles del barrio Florentine de Tel Aviv, pero en aquel momento no pude entender su peso en la historia musical israelí. Lo “descubrí” realmente a través de un texto del periodista Ari Shavit, y desde entonces su figura mítica y trágica me ha obsesionado. Puede que la música mizrají contemporánea no termine de seducirme, pero la voz y la historia de Zohar Argov son un caso aparte:

A principios de los setenta, las tiernas y dolidas canciones del tímido y larguirucho cantante se convirtieron en los himnos de lucha del Israel menos favorecido. Se vendían en casetes en la caótica central de autobuses de Tel Aviv, se cantaban en las bodas, fueron un éxito en los clubes nocturnos orientales que aparecieron en Bat Yam, Jaffa, Netanya, Lod y Ramla. Durante años Argov no fue reconocido por los estratos sociales superiores de Israel. Y cuando finalmente fue aceptado, sufrió una sobredosis de drogas y murió. Aunque sus desgarradoras canciones hablan principalmente del amor y la pérdida, parecen llenar mi auto con el gran dolor de los rechazados (Ari Shavit, Mi tierra prometida. El triunfo y la tragedia de Israel).

De aquellos tiempos hasta ahora la música mizrají ha andado un gran trecho, convertida hoy en parte esencial de la música israelí contemporánea.

“Hapéraj beganí” (La flor de mi jardín), Zohar Argov

Un juego oficial de la música israelí

Me gusta acudir a las listas oficiales y a los intentos de crear cánones porque siempre hay en ellos alguna verdad. El juego de cartas que una conocida empresa de telecomunicaciones preparó para la conmemoración de los 70 años de la fundación de Israel incluye ocho cantantes:

Arriba: Arik Einstein (1939-2013), Ahuva Ozeri (1948-2016), Shlomo Artzi, Yehudit Ravitz

Abajo: Rita, Shlomi Shabat, Sarit Hadad, Aviv Gefen

De ellos solo conocía a los más contemporáneos. Aunque toda selección o compendio es inevitablemente un punto de vista personal y subjetivo, me alegra haberme topado con ese intento. Yehudit Ravitz y Ahuva Ozeri fueron un regalo inesperado.

En fin… Si alguna vez mi hebreo mejora, o no, es lo de menos, mientras tanto, que no pare la música.

Por Fanny Díaz

Información adicional

[Haz clic en los nombres de los artistas para ir a su canal de YouTube]

[Una década de hits musicales del verano israelí]

[The 11 most popular Israeli songs of all time] (Las once canciones israelíes más populares de todos los tiempos)

Referencias

Shavit, Ari, Mi tierra prometida. El triunfo y la tragedia de Israel, Debate, Barcelona, España, 2014.

Ein Hod Vitral Viejacasanueva.net

Ein Hod: arte, comunidad y galería abierta en Israel

Señal Ein Hod Viejacasanueva.netEn 1953 el artista y arquitecto israelí de origen rumano Marcel Janco (Marcel Hermann Iancu) impulsó la fundación de una colonia de artistas llamada Ein Hod, al pie del monte Carmel en el distrito Haifa, al norte de Israel. Se trataba sin duda de un experimento vanguardista que todavía hoy tiene pocos paralelos en el mundo.

La vida de Ein Hod gira, como puede imaginarse, en torno al arte, especialmente artes visuales, aunque la música y el teatro tienen también un lugar privilegiado. Es, por lo tanto, una visita para amantes de lo creativo. Por supuesto, seguro casi todo el mundo encontrará algo interesante en su recorrido por este singular poblado.

Los mejores días para visitar Ein Hod son los viernes y sábados, cuando casi todas las galerías y los talleres de los artistas abren al público y las calles se llenan de visitantes. El resto de la semana hay poca actividad, sin embargo, muchos establecimientos están abiertos. Mi visita fue corta y en uno de esos días de poco movimiento. Como recompensa pude caminar libremente y husmear entre las innumerables esculturas que adornan las calles y caminos del poblado.

Ein Hod David HymanFotografía: David Hyman

Lugares en Ein Hod

Museo Janco Dada Ein Hod

Marcel Janco fue uno de los fundadores del dadaísmo, si bien en diferentes etapas de su vida exploró diversas tendencias y expresiones artísticas. Uno de los sitios que más atrae al público es el Museo Janco Dada, construido en 1983 para preservar el trabajo y las ideas de Janco. También puede visitarse el estudio del artista, que ofrece la oportunidad de explorar su cotidianidad creativa.

Otra parada, que no tuve tiempo de hacer, es el Museo Nisco de Música Mecánica, el cual hospeda una colección de cajas de música antiguas y otros instrumentos musicales mecánicos. Creada por el cineasta estadounidense Nisan Cohen en la década de los setenta, la colección no ha dejado de crecer. El Museo Nisco ofrece una visita guiada de 40 minutos y conciertos.

La Galería Central de Ein Hod es una de las mayores y diversas galerías de arte de Israel. Posee además una de las más extensas colecciones de arte israelí. Otra parada obligatoria.

Beit Gertrud Kraus, Gertrud Kraus House, organiza conciertos de música de cámara y conferencias sobre diversos temas vinculados con el quehacer artístico. El jardín de la que fuera la casa de esta artista multifacética es otro de esos rincones inesperados de Ein Hod.

Tips

Ein Hod Escultura Viejacasanueva.net

  • El Museo Janco Dada organiza un tour teatral titulado “Memorias de Ein Hod”, que incluye la historia del poblado, algunas galerías y talleres de artistas y el estudio de Marcel Janco.
  • El Museo Janco Dada y la Galería Central están cerrados los lunes. El Museo Nisco de Música Mecánica cierra los domingos.
  • Muchos artistas ofrecen la oportunidad de realizar talleres cortos en diferentes especialidades, como pintura, cerámica, estampado de tela y joyería, tanto para adultos como para niños.
  • Un tour con Dan y Lea Ben-Arye es una de las mejores maneras de conocer los secretos de Ein Hod.
  • Ein Hod es un poblado pequeño con una vida dinámica: sus cafés y restaurantes también merecen una visita.
  • Ein Hod está rodeado del verdor del monte Carmel, sembradíos de aceitunas y casi desde cualquier punto puede verse el mar Mediterráneo. Aprovecha un momento para disfrutar de esa vista maravillosa.

Ein Hod Esculturas Viejacasanueva.net

Ein Hod Esculturas Viejacasanueva.net

Ein Hod Esculturas Viejacasanueva.net

Ein Hod The Three Angels of Music

Ein Hod Esculturas Viejacasanueva.net

Ein Hod Casas Viejacasanueva.net

Para quien ame el arte y quiera conocer otra cara de Israel. ¿Quién no?

Fanny Díaz


Fuentes e información útil

Página oficial de Ein Hod | www.ein-hod.org/

Qué hacer en Ein Hod según Dan y Lea Ben-Arye | ein-hod.info/

Página web del guía y fotógrafo David Hyman | www.davidhymanisrael.com


Un alto en Givat Shmuel

Escultura Givat ShmuelMi segunda parada fue Givat Shmuel. Necesitaba un espacio para estar con los amigos de “antes”, escuchar el acento caraqueño, comer arepas, tequeños y hallacas fuera de temporada. Necesitaba sentirme protegida por una comunidad que quedó atrás, hoy repartida por el mundo, cuyos vínculos tratamos de conservar en Israel.

No intentamos levantar un gueto venezolano, como pudiera interpretarse. Lejos de esto. Pero no podemos tampoco olvidar quiénes somos, de dónde venimos, cómo hablamos, qué comemos. No podemos negarle a los que vienen atrás una herencia que ha atravesado continentes, una y otra vez, que se fortalece con cada intercambio y se hace única. Es Marruecos, tumbao caraqueño con jaquetía, Europa de posguerra y esperanza hecha vida en Venezuela, palabrotas de Maracaibo, aires del Ávila, recuerdos sin nostalgias. Somos muchos y uno. Ahora somos israelíes. Estamos en casa, pero sabemos que allá hay otra casa, otros afectos, tantos afectos. Que siempre nos veamos en alegría, como dice uno de los más bellos saludos sefardíes.

Venezuela en Givat Shmuel
Un rincón de Venezuela en Givat Shmuel

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Escultura Bajista Givat ShmuelGivat Shmuel es una pequeña ciudad en el Distrito Central de Israel, localizada en la zona este del área metropolitana conocida como Gush Dan, que comprende la ciudad de Tel Aviv y sus alrededores. Vecina de Petah Tikva, Bnei Brak y adyacente al campus de la Universidad de Bar Ilan, Givat Shmuel es un excelente punto desde el cual moverse en el Gush Dan, y por añadidura en el resto de Israel.

Es considerada una de las ciudades con mayor índice educativo de Israel debido al alto número de estudiantes que obtienen la certificación de matriculación (bagrut) de la escuela secundaria. Se habla también de su alta tasa de aliá exitosa –inmigrantes que se han mantenido en Israel por más de cinco años–, y se nota.

Uno de los detalles que más me impresionó fue el respeto con el que las personas hablan de su alcalde, quien a pesar de su responsabilidad cumple con las tareas que le asigna la sociedad de padres en la escuela pública a la que asisten sus hijos.

La vida en Givat Shmuel es sencilla, familiar y de estrechos lazos sociales. Un complejo de tres centros comerciales, un centro deportivo público, áreas verdes y mucha amabilidad conforman su día a día. Aunque es una ciudad joven y dinámica, da la impresión de ser un lugar para familias jóvenes y parejas recién casadas. Para quien esté interesado en la movida nocturna y tener diversidad a la hora de entretenimiento, esta ciudad no parece ser una buena opción, a pesar de su cercanía a Tel Aviv. Pero quien busque un lugar para sentirse en casa, tendrá aquí las puertas abiertas.

GivatShmuel2_Viejacasanueva
Nuevo urbanismo para una ciudad en expansión

Por Fanny Díaz

Fuentes e información útil

Página de la municipalidad | http://www.givat-shmuel.muni.il/

Transporte | https://en.wikivoyage.org/wiki/Givat_Shmuel#Q152641

Wikipedia (inglés) | https://en.wikipedia.org/wiki/Giv’at_Shmuel

Division

El arte israelí tiende un puente

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Algunas veces pienso que el estado natural de un inmigrante es merodear en las fronteras (no, el símil no es gratuito) del querer pertenecer a su nuevo país y al mismo tiempo asirse a la relativa certeza de su pertenencia al lugar de origen. Solo que esa dualidad puede dejarlo al margen de su nuevo entorno y de paso hacerlo olvidarse de sí mismo, de sus preferencias y sueños, en particular si hay de por medio una barrera idiomática.

En ese merodeo he estado por años en Israel. A la búsqueda de algún pasadizo por donde acercarme a “lo israelí”. ¿Cómo lograrlo por una vía personal? ¿Cómo cruzar la frontera sin perderse a sí mismo en el intento? La respuesta llegó a través de un anuncio de visitas guiadas a galerías de arte organizado por la escuela Basis.

ArteIsrael_grupoLa idea es ver arte contemporáneo israelí bajo la guía de la curadora y artista Noa Raz Melamed. Aparte de galerías de arte visitamos estudios de artistas, hablamos de sus búsquedas estéticas y existenciales, así como sus lazos con la historia del arte israelí y universal. Para el resto del grupo, todas mujeres israelíes, es una oportunidad de conocer mejor la escena artística local. Para mí ha sido una puerta de entrada a la riqueza creativa de Israel. Porque el trabajo de un artista no es aislado, sino que recoge la historia de un país o un pueblo, sus creencias, su manera de estar en el mundo. Además, lo creativo está siempre impregnado de referencias culturales que pueden ayudar a descifrar claves cotidianas a un recién llegado. En el caso de Israel, acercarse a su arte es asimismo acercarse al arte judío.

Estas visitas me han revelado una de las caras de este país que ahora también es mi casa. No pretendo haber conseguido la respuesta para todos. Cada quien descubrirá su propio camino, pero creo que aproximarse al nuevo país a través de una pasión personal podría ser un buen inicio. Nunca es tarde. La aventura apenas comienza.

 

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La artista Maya Gold conversa con el grupo sobre su obra inspirada en vitrales.

 

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Obra de la exposición “Jéder / Room / Habitación” de Guy Avital.

 

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Obras de Chanan de Lange en Noga Gallery of Contemporary Art.

 

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Estudio de la artista Osnat Yaheli-Sarbagili.

 

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Estudio de la guía del grupo, Noa Raz Melamed.

 

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Visita a la galería Macom Leomanut / Artspace en Kiryat Hamelacha, Tel Aviv.

 

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Un edificio construido en la década de 1920 hospeda una de las galerías más activas de Tel Aviv.

 

Por Fanny Díaz

Instantáneas israelíes

Por Fanny Díaz

RakbIsrael
Solo en Israel

Solo en Israel

I

El muchacho pregunta si me gusta la nostalgia. “Depende de qué tipo de nostalgia”, respondo, y él pone en Youtube una canción de hace tres años. ¿Propio de su edad o más bien propio de un país donde la novedad es la regla? ¿Qué importa, a fin de cuentas?

II

El hombre descarga en mí su resentimiento con el mercado de trabajo israelí. Me hace saber que “mi industria” le ha quitado el trabajo a millones de personas y que por eso merecemos ser pechados con más impuestos que el resto de los trabajadores. Como si eso solo sucediera en Israel y como si fuera yo la presidenta de una corporación de alta tecnología y no la obrera del teclado que soy. Para calmarlo, le digo que Israel es quizás el único país del mundo en el que se necesita contratar dos empresas para un solo servicio de internet. De todas formas no sé si entendió lo que quise decir.

III

A la mujer le asombra mi entusiasmo por la moda israelí: “Quizás vivimos en países distintos. Yo solo veo bermudas y sandalias para cualquier ocasión, blue jeans en la sinagoga, lentejuelas ochentosas en los matrimonios”, dice. “Yo hablo de Ronen Chen, la semana de la moda, los tours de compra en Tel Aviv”, contesto. “Y yo hablo de la realidad, de lo que hay”, deja sentado ella con impaciencia. Quizás tenga razón, pienso, solo que yo prefiero vivir en este mundo paralelo donde encontrar belleza es la máxima ley.

¿De dónde no eres?

Exotismo en el shuk*

Esta cara que tengo la heredé de una tatarabuela a la que nunca conocí. Un rasgo más, uno menos, dicen todos desde que era niña, soy el “vivo retrato” de ella, aunque tampoco ninguno de ellos la haya conocido. No es nada excepcional, pero ciertamente en la familia entre la que me crié nadie tiene una cara como la mía.

Así, he ido por la vida con esta cara de todas partes y de ninguna. En Venezuela siempre creían que era extranjera, lo cual no pocas veces me hizo víctima de algún policía con ganas de ganarse una plata extra a costa de una indocumentada (vaya chasco que se llevaron cada vez). En Holanda creían que era de Indonesia. En Nueva York, mexicana. En Israel, donde hay gente de lugares inimaginados, siempre soy de algún lugar exótico, para bien o para mal.

Aparentemente, aquí hay muchos nepalíes, a juzgar por las preguntas de la gente, y yo parezco ser una de ellas. También podría ser filipina o tailandesa. Las primeras son cuidadoras de viejitos; las segundas, tienen el oficio más antiguo del mundo. Así que la pregunta de si soy nepalí es lo más cercano a un halago que podría esperarse.

En estos días una asiática (quién sabe de qué país) se dirigió a mí en su idioma. Fue muy embarazoso aclararle que no éramos paisanas, primero porque la pobre se veía desesperada de hablar con alguien que la entendiera, y luego porque decepcionada creyó que yo me estaba haciendo la polaca (o la israelí, que para el caso da lo mismo).

Un israelí de los que uno tiene por “típico sabra” me acaba de saludar muy sonriente en ruso. No sé si estaba practicando para impresionar a una rubia compatriota de Putin, o si de verdad pensó que yo era una de esas rusas con cara asiática. Después de todo, no me extrañaría que alguien crea también que soy rusa. Todo es posible en este país de diversidades.

Por Fanny Díaz

*Shuk: mercado al aire libre.